13/7/15

Ant-Man: la película diminuta que ganó altura

 
 
Ant-Man: la película diminuta que ganó altura

elmundo.es

Una película que comienza con John Slattery (el mítico Roger Sterling de Mad Men) chupando cámara no puede ser mala. O puede ser mala, pero mala y aburrida a la vez no. Es imposible, aunque en Ant-Man Slattery sólo salga cuatro minutos. Y si encima durante su cameo se enfrenta a una versión rejuvenecida de Michael Douglas, que gracias a la tecnología digital parece recién salido de Black Rain (hasta el año en el que se ambienta el prólogo es el mismo en el que se estrenó película de Ridley Scott, 1989), el gozo se multiplica. El prólogo culmina con la aparición del logotipo de Marvel Studios bailando con un ritmo inesperado: salsa. La misma salsa que acompaña la primera aparición de Paul Rudd y que define el tipo de humor que desplegará la película.

Un trabajado e inteligente punto de partida plasmado por Peyton Reed, el director fichado de urgencia que sorprendentemente logra desterrar el principal temor: que Ant-Man fuera un monstruo sin alma, una película hecha de retazos al que el alto mando de Marvel Studios, un Kevin Feige metido a Doctor Frankenstein, daba vida de aquella manera. Una vez vista, la película destierra los miedos y se convierte en esa lectura que te llevas a la piscina buscando una simple distracción y se va agrandando en cada página gracias a una historia divertida y fresca, con sus toques de drama y emoción, que te engancha de principio a fin y te deja con ganas de más. Incluso cuando han pasado horas desde que dejaste la piscina. O en este caso, la sala de cine.

Pero tampoco hay que ser ilusos. Reed no tiene ese aureola de autor de culto que sí cuenta su predecesor en el cargo y gran impulsor del proyecto durante nueve años, el británico Edward Wright. Pese a su polémica salida, Wright sigue figurando como co-autor de la historia y del guión, razón de peso para que en 99% de las reseñas de Ant-Man (caso de esta que usted está leyendo) se vaya a mencionar su nombre. Es más, en un alto porcentaje  de las mismas, se le otorgarán al director de Scott Pilgrim contra el mundo los más destacables logros del filme, principalmente los referidos a su humor gamberro y, en cierta medida, inédito en este tipo de producciones.

Pero elucubrar sobre lo que podría haber sido la versión de Wrigth sería despreciar la versión que llega a las pantallas, algo que Ant-Man no merece, ya sea por la calidad de la herencia recibida, porque la maquinaria de Marvel Studios puede dar productos sorprendentes incluso con piloto automático puesto o simplemente porque Reed tiene destreza y tras siete años apartado de las producciones cinematográficas no ha querido dejar escapar su último tren.

La adaptación de los cómics del Hombre Hormiga (extraño que lo llamen así) es por tanto un filme gustosamente contradictorio. Nació de forma independiente, se disecciona hasta convertirse en el emblema del estilo buscado por las producciones de Marvel Studios y sigue aportando inéditas traza de valor añadido. Es una obra coral, pero trata con destreza los dilemas internos de Paul Rudd y Michael Douglas, de Scott Lang y Hank Pym, del alumno y del mentor. Narra las aventuras de un hombre que aprende a encogerse hasta conseguir el tamaño de una hormiga pero el mensaje que más hondo llega es el de la fábula sobre la redención y las relaciones paterno-filiales. Es una producción de robos con aire setentero, pero al mismo tiempo es la película que mejor aprovecha las oportunidades de moverse en un universo compartido que no sólo puede extenderse hasta las estrellas, sino también hacia el universo cuántico.

Reed consigue el oro mediante una amalgama de destacados ingredientes. Uno de ellas es contar con un actor de renombre como Michael Douglas, que a diferencia de otros grandes interpretes que se dejan caer por los títulos superheroícos (Sir "coff" Anthony "coff" Hopkins) se toma su papel en serio. Paul Rudd sigue transmitiendo la misma sensación que se palpaba cuando se intentaba ligar a Phoebe Buffay en Friends: tiene algo en su interior que no expresa, pero que a su personaje le viene de maravilla. Y su química con la magnífica Abby Ryder Fortson, su pequeña hija en la ficción, es maravillosa. Evangeline Lily mantiene su belleza en cada plano y Corey Stoll, el villano de la función, logra aportar matices inesperados como esa crueldad sin tapujos en busca de un objetivo.

Sin embargo, en le capítulo de los villanos donde la productora aún tiene una asignatura a mejorar, junto al de sus bandas sonoras. Faltan fanfarrias identificativas a la altura de las selecciones musicales, que paradójicamente es otro de los puntos álgidos de la película. Sin ir más lejos, la melodía de La cucaracha es uno de los astutos elementos que hace avanzar la trama y que será muy recordado gracias a esos secundarios que merecen mención aparte. No tienen apellidos, pero tampoco les hace falta: Kurt (David Dastmalchian), Dave (T. I.) y Luis (Michael Peña) aportan una sorpendente frescura en cada aparición, siendo el último todo un robaescenas que no sería de extrañar que acabase dando su toque latino a futuras producciones de la compañía.

Comentar más detalles sería arriesgarse a soltar más información de la deseable para disfrutar de las múltiples sorpresas del filme. Pero habrá tiempo de hablar de ellas, como del desaparecido Jordi Mollà, anunciado con bombo y platillo en diciembre de 2014 pero al que no se le localiza por ningún lado. Más fáciles de encontrar son las dos escenas post créditos, previsible pero grata la primera (aunque servidor esperaba que se arriesgaran un poco más revelando un misterio que se alarga por toda la película) y un absoluto pegote la segunda, donde no se molestan ni en respetar la excelente fotografía de Russell Carpenter, otra de las grandes virtudes de Ant-Man.

PD.- La Comic-Con de San Diego ya ha empezado a alterar las redes sociales y las páginas de información especializada. Warner Bros ha aprovechado la ausencia de Marvel en el evento para lanzar oficialmente el segundo trailer oficial de Batman v Superman: El amanecer de la justicia, ya con Wonder Woman luciendo sus dotes de amazona y Lex Luthor intrigando en las sombras. También ha organizado un pase privado con las primeras escenas del Escuadrón Suicida que, como era de esperar, se han filtrado en la red y muestran un tono oscuro y confirman el nuevo look tatuado de Jared Leto como el Joker. La Fox en cambio ha optado por mostrar la expansión de su universo coronada con un gran selfie entre los mutantes, Masacre y los Cuatro Fantásticos, con Stan Lee como maestro de ceremonias

PD 2.- Tras la entrega número 31, ComicWood se toma unas pequeñas vacaciones. Pero en Agosto volverá a su candencia semanal... ¡Felices vacaciones!

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